Falta una campaña de prevención y entrega gratuita de condones a la población por parte el Ministerio de salud.
Se estima que 219 mil 25 personas pudieran haber contraído el VIH en
Venezuela. Asimismo el dato alarmante es que 600 niños y niñas nacen con
VIH cada año, según cifras oficiales del Ministerio de Salud
venezolano.
La situación es grave y sus
consecuencias afectan a las personas con VIH que habitan en Venezuela.
Según las organizaciones no gubernamentales la problemática cada día se
acentúa más y no se observan voluntades para resolver los problemas que
aquejan directamente a los pacientes. Nueva Esparta no escapa a esta
realidad.
La preocupación les lleva a hacer eco de la grave situación y en los
próximos días consignarán un informe detallado ante el Ejecutivo
Nacional, pues las ONG con trabajo en VIH consideran que han agotado las
vías con el Ministerio de Salud.
La alarma está encendida en el ámbito nacional y ante la suspensión
en Venezuela del antirretroviral Videx para tratar el VIH, -es decir, no
se va a seguir comprando ni importando el producto- los voceros de Stop
VIH, sin querer causar zozobra, expresan que todas las personas que
tienen ese medicamento en su esquema de tratamiento, están obligados de
forma arbitraria a cambiar la terapia, lo cual es grave porque puede
derivar en que el paciente haga resistencia y el virus acelere su
velocidad de replicación y deterioro en el organismo.
Videx, cuyo componente es la didanosina, fue eliminado oficialmente
de la lista de medicamentos que se distribuyen en el país, a través del
PNSida de la cartera de salud.
“Los tratamientos contra el VIH no son monoterapias, son terapias
combinadas de varios medicamentos, si se elimina uno, se debe eliminar
todo el esquema del tratamiento, lo que ocasionaría un caos aun mayor
porque las personas que dependen del Videx tendrán que someterse a
exámenes y revisiones a ver qué sustitutos podrían usar y sí es que les
sirve alguna otra combinación”, explicó Jhonatan Rodríguez, presidente
de StopVIH.
Estevan Colina, director de Amavioda y de la Red Venezolana de Gente
Positiva (RVG+), también refuta la medida y otras irregularidades que
competen al Ministerio de Salud, quien de forma evidente ha dejado de
lado los programas intensivos de prevención.
“La salud no es un favor, es un derecho y eso debe entenderlo el
ministerio. Los antirretrovirales son drogas de alto espectro que no se
pueden cambiar así como así. No son aspirinas”, dijo Colina.
Estadísticas
En Venezuela según cifras oficiales divulgadas por la propia cartera
de la salud, 43 mil 805 personas con VIH están registradas en el
Programa Nacional de Sida (PNSida), a través del cual se distribuyen de
forma gratuita los antirretrovirales que necesiten. En los últimos tres
años 33 mil personas han contraído el virus y cuatro mil 800 han
fallecido por complicaciones asociadas al Sida.
Según las ONG con trabajo en VIH, basadas en estos datos oficiales,
se estima que al menos 219 mil 25 personas pudieran haber contraído el
virus en el territorio nacional, lo que quiere decir que cerca del 80%
desconoce su condición de salud, aumentando de esta forma el riesgo de
propagación de la enfermedad.
Asimismo, la data estadística oficial revela un importante número de
niños que nacen con VIH cada año. La cifra del ministerio indica que son
unos 600, algo sumamente delicado, si se entiende que la transmisión
vertical –gestación, parto y lactancia– puede evitarse si se suministran
a las madres los medicamentos a tiempo y sin interrupciones con el
protocolo de tratamiento.
Poca prevención
Desde 2009 distintas organizaciones reclaman al Ministerio de Salud
que desde el 2008 el Programa Nacional de Sida (PNSida) no compra, ni
distribuye condones masculinos y femeninos. De igual forma, entre 2009,
2010, 2011 y lo que va de 2012, han formulado denuncias por unos 37
episodios de desabastecimiento de medicamentos antirretrovirales para
tratar la infección por VIH y fallas en los laboratorios públicos que
hacen los exámenes de carga viral, conteo linfocitario de CD4. Estos
estudios son fundamentales para las personas que han contraído el virus
de inmunodeficiencia humano.
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